martes, 7 de febrero de 2012

Una buena noticia?

Una buena noticia

La decisión de las autoridades municipales de General Acha de reflotar el proyecto de radicación de una industria en la localidad constituye un gesto de sensatez y valentía política digno de destacar.
Mucha agua bajo el puente corrió desde aquel anuncio del gobierno provincial de instalar una planta para comenzar a industrializar la sal pampeana, añadirle valor agregado y dejar de venderla como materia prima a granel como sucede hasta ahora con notable perjuicio para la economía regional.
La acción de un grupo de pobladores defensores del ambiente logró consenso en buena parte de los achenses para cuestionar -sin bases sólidas- el proyecto y hacerlo abortar. Pero también contribuyó a esa frustración un deficiente manejo del propio gobierno provincial que no utilizó todos los recursos de que dispone para informar correctamente, presentar en tiempo y forma el estudio de impacto ambiental y -lo más increíble- dejarse ganar la calle, como si no perteneciera al partido político más grande y con mayor capacidad movilizadora de la provincia.
Lo cierto es que ahora, nuevamente, el flamante jefe comunal achense se decidió a jugar una carta fuerte y anticipó que lo hará consultando a los vecinos, es decir, respetando los mecanismos democráticos. Es de esperar que en esta nueva etapa la discusión transcurra por carriles más sensatos y que los debates busquen aportar conocimiento en lugar de aferrarse a posiciones irreductibles.
Los cuestionamientos a la instalación de la planta se basan en el alto consumo de agua que requeriría. Es fácil refutar esta objeción. El acuífero del Valle Argentino puede soportar una población de varios centenares de miles de personas, mientras que actualmente en el lugar apenas hay asentadas algo más de diez mil. Ello no implica convalidar el descuido o el maltrato del recurso, pero los cuestionadores deberían empezar por aceptar que actualmente hay varios emprendimientos en esa zona que utilizan mal el recurso y, peor aún, provocan contaminación. Pero de ello no se habla.
Otra objeción apuntó a los deshechos industriales. Sin embargo, según lo informado, se tratarían de barros salinos que podrían depositarse en bajos o lagunas salitrosos o hasta en la misma cantera de donde se extraería la materia prima con un efecto inocuo o poco menos. En este punto, el informe definitivo de impacto ambiental debería aportar la información necesaria para encauzar la discusión sobre datos certeros.
¿Puede una comunidad pampeana negarse a la instalación de una industria que dará valor agregado a una materia prima como la sal y brindará trabajo genuino y productivo a cuarenta, cincuenta o más personas? ¿Qué alternativas productivas o laborales proponen los que cuestionan el proyecto? ¿Seguir (sobre)viviendo con subsidios o empleos burocráticos e improductivos en el Estado como hoy sucede en la mayoría de las localidades del interior pampeano?
Nadie desea un suicidio ambiental ni mucho menos. Pero lo cierto es que los cuestionamientos no están fundados en razones de peso sino en otras de tipo emocional. Es sabido que persiste una suerte de sensibilidad en la epidermis de buena parte de la sociedad a causa de los serios problemas de contaminación que padece nuestro país en muchos lugares. Pero también es cierto que no son valederos los argumentos que oponen en forma tajante, e intolerante, la industria y el cuidado del ambiente. Sobran los ejemplos en el mundo de parques industriales asentados sobre acuíferos que alimentan a las poblaciones. Lo que hace falta es extremar los cuidados, los mecanismos de control y de sanción y que la población se comprometa en esa tarea. El propio Concejo Deliberante, cuyos miembros son representantes directos de la comunidad achense, podría muy bien asumir ese rol.
Rechazar en forma tajante y sin bases sólidas una industria en una provincia pastoril como La Pampa es, lisa y llanamente, atrasar el reloj de la historia. En buena hora que se recuperen iniciativas que busquen mejorar la calidad de vida de los habitantes con trabajo genuino y con la explotación racional -y sin contaminación- de nuestros recursos naturales.


Fuente: Diario La Arena 7-02-2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario